Las emisiones de carbono permanecen en la atmósfera durante 100 años, y hasta el 80% de ellas se disuelven en el océano a lo largo de 20 a 200 años. La crisis no sólo tiene repercusiones en el medio ambiente y el bienestar humano, sino también en la economía, pues se ha demostrado que la reducción de las emisiones la beneficiaría, según Ti.

Entre las diferentes actividades humanas, el transporte representa la principal causa de contaminación atmosférica en las ciudades. Dentro del sector, la aviación internacional, las industrias marítimas internacionales y el transporte por carretera son los que más contribuyen a las emisiones globales. Se han formulado varias políticas para reducir las emisiones del sector; sin embargo, hay argumentos controvertidos que definen la línea entre lo que se puede lograr y el nivel de compromiso que se pide a cada operador.

Transporte por carretera

El sector del transporte por carretera puede verse muy afectado por la nueva normativa propuesta por la Comisión del Mercado de Valores (SEC) en marzo del año pasado sobre la divulgación de los riesgos relacionados con el clima y las emisiones de gases de efecto invernadero.

De acuerdo con la normativa propuesta, los solicitantes de registro en la SEC tendrían que proporcionar detalles sobre las emisiones de gases de efecto invernadero de alcance 1 (directas), 2 (indirectas) y 3 (cadena de suministro). Las emisiones de alcance 3, que son difíciles de medir, pueden afectar de forma desproporcionada a los transportistas más pequeños con menos recursos que las grandes empresas que cotizan en bolsa.

Una de las principales medidas para reducir las emisiones del transporte por carretera es el uso de vehículos eléctricos, que ha sido uno de los principales focos del programa de la COP26.

Sin embargo, las emisiones del ciclo de vida de los vehículos eléctricos dependen en gran medida de los materiales, las baterías y la electricidad. Incluso si todos los vehículos del futuro fueran eléctricos, se necesitarían entre 15 y 20 años para sustituir todos los vehículos actuales que funcionan con combustibles fósiles.

Transporte marítimo

En enero del año que viene la Organización Marítima Internacional (OMI) introducirá un Indicador de Intensidad de Carbono (ICI) que calificará a los buques de carga que superen las 5.000 toneladas brutas (GT) y comercien a nivel internacional.

La OMI evaluará los buques en función de su producción operativa de gases de efecto invernadero, y los buques individuales serán calificados en una escala de la A a la E en función de su tamaño, utilización y velocidad.

Más adelante, la OMI está regulando un objetivo de cero emisiones para 2050, y las empresas de transporte marítimo están tratando de determinar las mejores opciones de combustible y propulsión en las que invertir.

Hasta que el sector encuentre la fórmula correcta de combustible y propulsión de cero emisiones, con los conocimientos actuales, significa una navegación más lenta. Hay varias alternativas, desde los biocombustibles, el GNL y el metanol, y las empresas están invirtiendo en probar buques que combinan combustibles duales con propulsores eléctricos a batería. La elección de la opción adecuada es un problema más acuciante si se tiene en cuenta que la inversión en un buque de carga supone un compromiso de 25 a 30 años y tiene un precio de unos US$80 millones.

Transporte aéreo 

El transporte aéreo de bienes opera en un mercado mundial, similar al marítimo, lo que hace que su gobierno y regulación sean un reto. Sin embargo, el sector tiene la oportunidad de reducir las emisiones combinando la modernización con los combustibles de carbono cero y la tecnología avanzada.

A pesar de todas las pruebas e inversiones, hay mejores prácticas sin límites que aún requerirían compromisos del gobierno hacia la industria y viceversa. Para lograr el crecimiento económico, sin dejar de dar prioridad a la reducción de las emisiones de carbono, se pueden y deben tomar diversas medidas.

Necesidad de mayor compromiso 

Los datos propios de Ti procedentes de una encuesta sobre las iniciativas medioambientales de las empresas muestran que los encuestados también han reconocido que hay que hacer más esfuerzos y adoptar una amplia gama de iniciativas para reducir las emisiones.

Actualmente no está claro cuál es la mejor manera de reducir las emisiones y adoptar redes logísticas sostenibles y eficientes. Sin embargo, es imperativo considerar una forma de evitar un impacto negativo en el sector del transporte, las pequeñas navieras y la cadena de suministro que ya está en apuros, al tiempo que se impulsan las acciones de reducción de las emisiones de carbono.

Fuente: MundoMarítimo

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